Flash Menu

Las 10 mejores Bandas Sonoras
Las 10 mejores Bandas Sonoras


Podriamos decir que Ennio Morricone es casi un género musical en sí mismo. Ningún otro compositor ha sabido definir tan bien y en tantas ocasiones el poso emocional de una película a través de la música. Y La Misión es su obra magna. Este filme sobre jesuitas y esclavitud es hermoso, y eso se deve en gran parte a la bellísima partitura del maestro, que eleva el tono de las imágenes hacia el lirismo puro, convirtíéndolas en un espectáculo celestial, épico, y sobretodo, en algo tristísimo.

Uno de los mejores CD's que podáis encontrar.


Extraña, lúgubre, decadente... La partitura de John Morris para la obra maestra de David Lynch trasciende a la propia película, siendo un gozo absoluto escucharla por separado. La música tenebrosa de aire circense recorre el film como recorre el deforme Joseph Merrick las oscuras calles del Londres victoriano. Este hombre monstruoso y de bello corazón encuentra su alma gemela en una banda sonora tan siniestra como dulce; es imposible imaginar "El Hombre Elefante" sin su música, y prácticamente es ésta y no el director de fotografía, quién aporta ese maravilloso blanco y negro que posee la película.


En los años 70 y 80, un sin fín de compositores dieron el salto a la música electrónica o sintetizada para musicalizar películas (en la mayoría de ocasiones gratuitamente y sin sentido estético). Sin embargo, Vangelis lo hizo con maestría y virtuosismo, siendo Blade Runner su trabajo más exquisito. El uso de sonidos e instrumentos sintetizados se complementa con una base cargada de emotividad y un aplastante sentimiento de tristeza. Y es que el cosmos de Blade Runner es oscuro y deprimente; un mundo deshumanizado y dominado por la tecnología que penetra en nuestra mentre a través de la partitura de Vangelis y sus sonidos futuristas creados con meticulosidad. Aunque también hay momentos de delicioso intimismo (ese blues digital que tantas noches de melancolía urbana ha acompañado a mucha gente).

Con Blade Runner, Vangelis nos permitió saber “a qué suena el futuro”. Parece una tontería, pero meterse de esta forma en el imaginario colectivo no es moco de pavo.


Wojcieh Kilar es el mejor ejemplo de compositor  centroeuropeo: complejo, sinfónico,  lúgubre y muy arraigado a las tradiciones musicales de su zona.  Es por esta razón que F.F. Coppola lo escogió para componer la música de su insólita Drácula, una obra maestra musical que no sólo acompaña perfectamente las sangrientas aventuras de su protagonista,  sino que también resulta un enorme gozo para cualquier amante de la música instrumental. La partitura de Kilar eleva el personaje de Drácula a la categoría de dios de la oscuridad. La música es como él:  terrible, malvado, pestilente, dolido, vengativo, exótico, poderoso...; un martillo mortal que avanza inexorablemente para destruirnos a todos con su antigua maldad. Un dios de los hombres que es diablo porque amó.


John Williams compuso, quizá sin pretenderlo, la que a día de hoy sigue siendo la banda sonora más famosa (y rentable) de toda la historia. Sería imposible concebir esta fantástica epopeya espacial sin la música sinfónica y grandilocuente (en el buen sentido) de John Williams, que ha marcado para siempre los oídos de varias generaciones. Imposible imaginar a Darth Vader sin su marcha imperial, ni los combates espaciales sin la fanfarría de Star Wars. Una banda sonora de cuento grandioso para un cuento grandioso.


Muchos defienden la teoría (nada descabellada) de que el cine de Hitchcock no sería mucho sin las bandas sonoras de Herrmann. Sin entrar en polémica ninguna, sí podemos afirmar que sería imposible desilgarlas. Vértigo es la madurez narrativa y estética de un director y de un compositor, que aquí alcanzaron su máxima complicidad creativa. Muy éxotica para su época, la música de Herrmann viaja por el tiempo y por el misterio como pocas lo han logrado antes y después, dotando a la película de un suspense y tensión descomunales. Una extraña e insólita delicia clásica.


¿Recuerdas tu infancia? ¿Tu primer amor? Si pudiéramos transformar la nostalgia y la melancolía en sonido, saldría sin lugar a dudas el score de Érase una vez en América. Ennio Morricone, una vez más, consigue emocionar nuestro consciente y subconsciente con una sucesión de hermosa melodías que apelan a esa nostalgia que todos guardamos en nuestro interior. No estamos ante una mera epopeya gánster; nos encontramos frente a un bello y triste cuento sobre la amistad y la lealtad que nos conmueve a través de una música igual de triste y bella.

Es imposible recomendar un track del CD, todos son preciosos.


A pesar de que Gladiator sea el trabajo más célebre y querido de Zimmer, La delgada línea rojas es, en nuestra opinión, muy superior en todos los sentidos. Con ella (mucho más sutil y refinada), el compositor alemán nos ofrece una belleza sonora que embriaga nuestros oídos al mismo tiempo que las imágenes de la película lo hacen con nuestros ojos. Todo ese sin sentido de la humanidad aniquilida por la guerra y toda esa naturaleza verde que la sufre y la observa desconcertada lo percibimos también en la banda sonora, a veces relajada y paradisíaca, a veces descarnada y cruel. La obra de arte de Terrence Malick es bella y dolida. Su banda sonora, también.


La Profecía es, simplemente, la mejor banda sonora de terror que existe. La película en sí está muy bien, pero si se percibe con potencia y horror es gracias a la soberbia banda sonora de otro de los grandes maestros de la música para cine: Jerry Goldsmith. Con ella, Goldsmith despliega todo su talento musical para conjurar a los diablos del averno y transformarlos en melodías. Y es que cada maldito track respira maldad, se mire por donde se mire.

En la película pasa desapercibido porque el Diablo está en el niño protagonista, pero oir el CD en casa... es dejar las puertas abiertas para que el mismísimo Lucifer entre y nos hable. Por eso ganó el Oscar.



Tres películas muy diferentes, con tres bandas sonoras muy diferentes también. Azul es clasicismo, Blanco es un tango, y Rojo es bolero. Cada una de las tres partituras es una pieza maestra de su género musical, fruto de la creación de un compositor que además de ser un genio en su trabajo, es a su vez un poderoso erudito musical. Su talento no reside tanto en su capacidad de trasladar la emoción a música (que lo hace) como en la de levantar melodías deliciosas con una ejecución formal absolutamente perfecta. Tres placeres totales para amantes de la música más "clasica".


2 comentarios:

  1. Muy buenas Miguel, lo que pasa que el top diez a mi se me queda corto y hay grandes bandas sonoras de mi vida que se quedan fuera, pero muy bien.

    Txema (el primísimo)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un top 10 siempre duele, incluso al mismo sujeto que lo determina. La idea también es presentar títulos quizá más desconocidos. Viva la variedad!

      Eliminar